hace un par de días, alguien entró en la oficina con un disco en la mano, diciendo que traía una canción que era un magnífico anticonceptivo para las mañanas difíciles.este simpático trastoque de palabras, hizo que recordara este comic de abulí y bernet con el que estuve obsesionado en el ocaso de mi adolescencia. muy grande luca torelli. pero como casi siempre, mi fascinación no era tanto para el elegante protagonista que se ventilaba gangsters de medio pelo y turgentes señoras y señoritas, si no para su fiel compañero (el gordito que se ve detrás en la portada), Rascal, una especie de Sancho Panza con pocas luces que equivoca constantemente las palabras. bueno, pues Rascal lo único que hacía era recibir más de una vez los golpes que debían ser para Torpedo y cubrirle las espaldas a su jefe en sus escarceos amorosos, o con un poco de suerte asistir con cara de bobo a alguno de esos lances eróticos.
con todo y con eso, me encantaba Rascal. es una tontería, pero es lo que quería contar ahora.
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