El Aprendiz. Episodio 7. El día que Chiquetete se arrancó por Junco en París.

hola mi amor, tengo que hablar contigo...

Séptimo programa de El Aprendiz, y el primero que veo en diferido. El domingo atiné a poner a grabar del disco duro grabador este que me compré en el media markt  y ayer por la tarde, después de salir del trabajo, pude ver el programa y escribir esto. Me disponía a ver la grabación y mientras preparaba los cables reflexionaba  sobre el sentido de grabarse un programa como este y no contento con eso después ponerte a comentarlo.  Probablemente, salvo los protagonistas, algunos familiares y cuatro alucinados, pocos seguimos esto ya. Pero empieza, y ves a Chiquetete mirar embelesado una bola de nieve de París y desaparecen tus temores en menos tiempo que él se pimpla una coca cola.

 

Lo siguiente es Ángel marcándose un air-guitar mañanero en toda regla. Y piensas, esto promete. Y después, resulta que por lo que parece van a volar a París. Y todo es jolgorio y algarabía. Bueno, todo, todo, no. Manuel Pollas arruga el morro porque resulta que por el momento no hay billete de Vueling para él. Parece rumiar: me cago en la puta de oros… todos los catetos estos se van y yo que estuve allí de Erasmus y podía lucirme… Tienen cita en la embajada francesa. Paco Paco Paco que es mi Paco se presenta impecable. Con un traje a rayas y una planta que ni el John Travolta oye.  Allí les está esperando Don Lluís, que les cuenta la película. Esta vez tienen que irse a un mercado de París y vender allí productos typical Spanish. No tienen bastante con hacer el tonto aquí que lo tienen que hacer también allende nuestras fronteras. Manuel Pollas y la abuela, que en sus tiempos mozos debió ser atractiva, liderarán los grupos. Volvemos al chicos (stamina) contra chicas (crash.es). Bueno, chicas y Chiquetete.  Que quizás por lo de ir con tanta chica, va especialmente repeinado. Una parte de cada equipo viaja a París para ir reconociendo el terreno y la otra se queda aquí decidiendo la estrategia. Cada equipo elige una comunidad que representar en París. Las chicas se quedan con Andalucía y los chicos con la Comunidad Valenciana. Ellas propondrán una degustación de gazpacho, aceitunas, vino de Jerez y jamón de pata negra. Y ellos una paella, horchata, fartons y paella pre-congelada (ellos dicen enlatada). Manuel Pollas, como líder, es el que tiene la feliz ocurrencia de vender paella enlatada. Ángel, entusiasmado, aplaude como si hubiera alumbrado el otro la mejor idea de la historia, “sí, sí, sí… me encanta la idea, me encanta…”. Pero ¡merluzos! si eso no hay Dios quien se lo coma… ¡y menos con horchata para acompañar! Se van de compras. Ellas compran jamón envasado (que digo yo que haber comprado un par de jamones y una jamonera les habría salido bastante más rentable), y ellos, paellas enlatadas a cascoporro.  A Ángel, pobrecito mío, no le preocupa no tener ni n papa de francés, pero eso sí, es atrevido, “el francés se aprende en nada, en dos días lo aprendo yo, que digo en dos días, en el avión yendo para allá” Un poco a lo Faemino y Cansado, “¿el francés? ¡buah! ¡el francés lo han quitao!”

Mientras que unos ultiman los detalles aquí, otros se pierden con los mapas en París… y mi amigo Enrique sigue engordando… su leyenda. Cada vez que se acerca a alguien para preguntar algo la gente huye… pagdon, pagdon… salut, salut… ye sui… y los franceses están por saltar al Sena horrorizados con la pronunciación del melenas, que si bien empezó el día repeinado, el viento le tiene la cabeza hecha unos zorros a media tarde. Al final acaban dando con Casa Pepe. El propietario es un personaje de cuidado. Va el tío con una camiseta del Real Madrid. Mientras, Paco y Juancho están a un tris de liarse a tortazos. Sólo la templanza del catalán les evita este trance. Los llaman por teléfono para darles una dirección y Juancho se enfada muchísimo “la próxima negociación me gustaría llevarla yo”, pero qué cojones negociación, si lo único que le estaban dando eran unas señas… Dice el vendedor de coches viejuno “uno de mis puntos fuertes es el don de palabra”. Y a mi la expresión don de palabra puesta en su boca me da grima. Paco como digo, se siente atacado, menospreciado y tentado de hostiarlo. Después de dar muchas vueltas acaban dando con La Casa de Valencia, y allí les cuentan que tienen previsto vender paella enlatada. Si les mientan a Paco Correa no se hubieran alarmado tanto. Se van de allí a buscar el mercadillo, y se siguen calentando… Paco mira al otro por encima de las gafas y parece pensar… es que te metía eh, es que te metía… Luego dice “cuando encontramos el mercadillo yo llegué y vi las marcas y dije este es el mercadillo, este es el mercadillo, y él dijo no, esto es un parking, esto es un parking…” Descacharrante.

Al día siguiente los que quedaban en España viajan a París con la mercancía. Ángel sigue en modo “amos primooo”. Disfrutando de la carga y descarga como un enano. Y en cuanto lo sueltan grita como un hooligan cateto con los brazos en alto “¡sí, sí, sí, que tiemble Sarkozy!” Tenían que haberlo dejado metido en la furgoneta.

Y comienza la venta, Ángel sigue con sus técnicas depuradas en la calle. Se nota que se ha curtido en noches frías intentando meter a adolescentes  borrachos en pubs, es uno de esos relaciones públicas que se te tiran cuando vas por la calle invitándote a tal o cual local… Grita como un poseso ¡¡oniva oniva!! Spanish products… está muy decepcionado porque los franceses pasan de comprarle paella enlatada a un tipo que grita en un idioma ininteligible para ellos… Dice que son raros, y mientras, él da la impresión de un yonqui de esos que roban en los supermercados para vender después el chóped de pavo a los jubilados. 

Mientras, los representantes de Andalucía, tienen el puesto la mar de animado… sobre todo cuando ante la ausencia del guitarrista, Chiquetete se arranca: “hola mi amor… tengo que hablar contigooo…” dando palmas y meneando con mucho arte su delantal de gitana. La verdad es que no me lo podía creer... Se está ganando todos mis respetos. Hasta las falleras del puesto de los valencianos, aburridas como ostras que se estaban, se vienen a comer jamón al puesto de la competencia.  El puesto levantino parece animarse con la llegada de Juancho con la paella natural, que tiene una pinta brutal, pero las enlatadas y la horchata para acompañar les lastran en demasía.  Juancho les pone a todos las pilas y Ángel propone embestirlas (¿?) (a las falleras) y otra vez se pone a gritar como un poseso. Y termina el día con una conga encabezada por el adorable Enrique y su vestido.

Y vuelven a España, y a la oficina del señor Bassat. Y se arma un taco allí que no veas. Paco carga contra Manuel, y Juancho contra todos (especialmente contra Paco, que le ha cogido ojeriza en París, y contra Ana). Ana traga saliva cuando se ve en medio del fregado… se muerde el labio, y me parece que se come los pelos del bigote, porque después ya no tiene. Paco se defiende con elegancia y Juancho enloquece y entra en modo Benjamín. Ana también se defiende, pero poco. Y aparece Teresa, no parecía tener vela en este entierro, pero lleva un vestido muy coqueto, está guapísima y se luce. Le marca el terreno a Juancho y demostrando una gran clase se coloca si cabe mejor en su carrera como ganadora del programa.

Echan las cuentas y resulta que los muchachos han ganado 90 euros. Bassat parece pensar “me cago en la leche puta, que os mande a París y me vengáis con noventa lerus… vosotros sabéis lo que cuestan los billetes aunque sea en low-cost” El equipo de las chicas ha ganado más del doble. Como premio se van a tirarse en paracaídas. Por el camino Chiquetete, que se siente como un marajá en su harén, les dice a las chicas “hablando mal y pronto… las hostias que se tienen que estar dando ahora en el otro grupo tienen que ser mininas” Lo de mininas es mío, que me gusta mucho como suena. Y no se equivoca mucho. Manuel Pollas ha enloquecido. “me toca los cojones… y luego me la clavéis a mi… no quiero silencios y luego puñaladas…”. Tiene síntomas claros de esquizofrenia paranoica el muchacho. Se ponen a discutir y el primero que levanta la voz y usa un tono muy chungo es Juancho, que está cabreado como una mona con Paco. Me detengo un momento aquí para recrearme en look capilar de Juancho, peinado de atrás hacia delante, muy engominado, tratando de disimular las tremendas entradas que tiene. Este es de los que se gastan una pasta en ungüentos de esos de teletienda que además de inútiles huelen muy mal. Paco, ofendido, respira hondo y trata de hablar con educación y razonar. Se da cuenta de que su interlocutor es más de arreglar las cosas a navajazos. Así que inteligentemente opta por callar. Pero Manuel Pollas, que a estas alturas está cagadísimo con irse, tiene reservada la artillería pesada para el eslabón más débil: Ángel. El muchacho le responde “Pero Manu…” y Manu,“¡ni Manu ni Pollas!” Menudo enredo…

Y vuelven con Bassat, y como era de esperar, Manu deja libre a Juancho (lo ve fuerte) y se queda con los dos que considera más débiles: Ángel y Paco. Especialmente el primero, al que no duda en dejar en evidencia contando las poco apropiadas maneras del joven. Que al menos demostró ponerle ganas. No como él con su brillante idea de la ceremonia con las falleras. Candidato desde ya a espectáculo más patético del año. Paco sabe defenderse, pero mi angelito mío, casi se echa a llorar… y aquí ya se sabe que el que se muestra débil frente a Don Lluís ya puede ir haciendo las maletas… Y el Bassat, implacable, lo despide, aún a sabiendas de que el desquiciado de Manuel Pollas debía ser el expulsado. Confío en que se la tenga guardada para la semana que viene. Aunque sólo sea por las caras que ponía mientras los demás hablaban de él… o el deplorable gesto de alivio que se le dibujó en la cara cuando Don Lluís despidió a Ángel. Heinrich, del que me declaro muy fan, los había calado bien a los tres, e implícitamente recomendó a su patrón la expulsión del líder, pero qué se le va a hacer…

Y para terminar, gran momento en el avance del próximo episodio con Enrique diciendo: “La estrategia son mis superpoderes, mis superpoderes no son volar ni partir cosas con la mano…” Con cosas así como podría perdérmelo.