hostia nene qué susto |
A estas alturas no le queda a uno duda de que tiene cierta querencia por lo minoritario. A mi jornada laboral en una discográfica de las llamadas “indies”, que probablemente solo puedan definirse por exclusión como aquellas alejadas del circuito de las multinacionales, añado el que los fines de semana los dedico al arbitraje de fútbol sala, que en su día podía haber elegido el fútbol, mucho más popular y seguramente rentable, pero me quedé con la versión de salón. No pienso que sea esta una cosa premeditada, de fingirse refinado. Soy muy de gustos sencillos y lo sencillo acostumbra a ser popular. Es popular el gusto por la familia de uno, por los pequeños placeres domésticos, por los libros, el bailoteo, las flores y llorar en las películas, por el pan de pueblo y nadar en pelotas, la fruta del tiempo y los postres caseros, por las puestas de sol y por la música, por el verde del campo y por el youtube. Pero ocurre muchas veces que lo popular es chungo, ordinario y aburrido. Es el caso de la mayoría de realities televisivos que atiborran la parrilla televisiva, y que parece que a más zafios y ramplones más audiencia congregan frente al televisor en el prime-time. No niego haber sucumbido a la tentación fácil de un Gran Hermano o un Supervivientes, pero ni punto de comparación con el placer de zamparse algo un poco más elaborado. Ya saben los que hayan seguido esto ocasionalmente de mi gusto por granjeros, empresarios, exploradores y ricachonas deslenguadas. Bueno, pues a toda esa galería de personajes, sumo ahora la contemplación de Alaska y Mario, o Mario y Alaska, que está claro aquí quién tiene pretensiones de diva. Los miércoles en la MTV, un canal en que la emisión de videoclips ha quedado relegada a lo anecdótico.
Lo primero, como hay quien luego se me echa las manos a la cabeza, aviso que esto no es más que mi particular visión del programa, exclusivamente del show televisivo, de lo que este quiere enseñar, con sus cortes escogidos y su trama y sus paparruchadas varias guionizadas. Nadie puede creerse que Mario sea tan lelo, ni Alaska luzca tan espeluznante sin maquillar. El primero es manager de unos cuantos grandes del pop patrio entre los que se encuentra el mismísimo Calamaro, y para la secuencia de Alaska recién levantada con que se abría el programa estoy seguro de que utilizaron una muñeca del museo de cera a la que habían arrancado las cejas y aviejado el rostro. Con esta secuencia mañanera de la hembra y una muela ensangrentada recién arrancada de la boquita del “varón” comenzó el show. Escalofriante.
Y ya empieza el desfile de secundarios. La primera, la suegra (de Mario), la madre (de Alaska). Viene de Méjico y se llama América. Tiene 81 años, así que una de dos, o concibió a Olvido ya en la post menopausia o no debe andar muy lejos de los sesenta la hija. Que así a primera hora de la mañana los aparenta, vaya que si los aparenta. Mientras Alaska va a recoger a la madre al aeropuerto, Mario se va al super de El Corte Inglés (porque son muy de cortinglés, lo mismo Jiménez Losantos paga con cheques regalo) para comprar viandas con que agasajar a la suegra. Que si esto es para mi suegra, que si lo otro es para mi suegra… A las dependientas como si te llevas el jamón york para echárselo a la perra. Porque nos podíamos haber estirado un poquito más. Menuda mesa triste que le montan a la abuela para contarle la buena nueva. Y es que estos primeros episodios van de eso, de anunciar a los conocidos lo que se supone va a ser hilo argumental de esta primera temporada de Alaska y Mario. A saber. Se casan. América, no el continente, la madre de Olvido, se queda igual que yo con la noticia. Vaya, como quien oye llover. ¿Os casáis? ¡Pues muy bien! Pásame el chóped.” De ahí al gimnasio, donde Alaska ensaya coreografías y Mario hace pesas. Una pérdida de tiempo de las buenas, vistos los resultados. A todo esto la MTV empieza a sugerirte hashtags o como se diga en plan twittéalo #bodaglamtv. Claro, claro… estas cosas si surgen sí, pero por la fuerza como que no… vamos, digo yo.
Lo siguiente que se les ve es con sus portátiles echando cuentas, que por lo que parece, hay separación de bienes. Y van apuntándoselo todo. “5’33 droguería e higiene yo he pagado”, dice Mario. Apuntado en aportaciones Mario. Ella lo apunta todo, pero por dentro se la nota pensando, aportaciones Mario te voy a dar yo a ti… que si no fuera aquí por el “muevelatibiaelperoné” no íbamos a pasar hambre... También se ve lo majos que son con la chacha, con la que Alaska discute ipad en mano sobre el papeleo para obtener la nacionalidad española. La pobre tuvo que trabajar no sé cuántos años y tener un hijo para que se los dieran después de otros tantos años de burocracia. Alaska tarda lo que viene siendo dar un viaje al juzgado. Como digo, el Mario no es tonto, y sabedor de los vericuetos del sistema judicial patrio le aconseja “Tú vete vestida de Alaska que seguro que te lo dan”. Desde luego, porque si se va sin maquillar la deportan seguro.
Y se van de visita a la casa de los padres de Mario. Que por el momento son lo mejor. Son gente normal. Les ha salido un hijo así y qué le van a hacer, pero son encantadores. Con sus paredes de gotelé, sus cortezas de trigo, su vino con tapón a rosca y sus latas de cerveza. Y nada, entre la caña de lomo y el resto de los aperitivos les sueltan la noticia, y oye, estos parece que se alegran genuinamente. Y la suegra (de Olvido), al momento hace lo que se supone que hacen las suegras, entrometerese y empezar a echar cuentas del número de invitados y de a quién tendrán o no que invitar. Con todo Olvido parece encajar bien el mangoneo.
De vuelta en casa, reunión de las Nancy Rubias, que también se podían haber puesto de nombre Travelos Retard y les hubiera ido bien. Se lían a beber cervezas y a discutir sobre qué procrean las centrales nucleares y que si qué fue antes la energía nuclear o la luz y las bombillas, que hay una en América, el continente, no la madre de Olvido, que lleva más de cien años sin fundirse. Y que menudo misterio que unas bombillas se fundan y otras no. La charla es más falsa que la falsa monea, no como las latas de cerveza que se beben ahí en plan cuadrilla de albañiles. DRTB. Drunk Retard Travelos Band.
A estas alturas me parece que terminaba el primer episodio. Que ya estaba bien para empezar, pero fueron y cascaron otro, y yo la verdad, me gustan las cosas en su justa medida. Y un episodio estaba más que bien para empezar. Con todo me vi el siguiente, no fuera que perdiera el hilo para el tercero. Pero eso, con uno, ya está bien. La gracia del invento es no ponerse pesado. Para no dejar esto cojo, y no sea que me dé por seguir con los resúmenes, en el segundo episodio se soluciona el tema de la nacionalidad, como digo, rapidísimamente, Mario va a una especie de peluquería zoológico, van de fiesta (previo embutido de Olvido en un vestido que la hace lucir como una morcilla de Burgos), posan ante la prensa, con Mario poniendo morritos en plan zoolander, Mario va a inglés (united estesion), a la dietista (a esto se supone que iba Olvido sola, pero Mario también se apunta, lo que sea con tal de llamar la atención), Mario, Mario, Mario,… Y es que si en el primer programa hubo reparto de tiempos, en este arrasa Mario, que está cegadísimo con las cámaras, encantadísimo de él mismo y de que le sigan a todas partes incluso aunque quede como un idiota, ya sea con su pronunciación (que la profesora le aplaude como a un perrito, “good job, good job,…”) o su dieta a base de cortezas y cervezas. Ole tú. A Alaska se nota que a veces le da un poquillo de vergüenza el comportamiento de su pareja, pero qué le va a hacer… lo deja ahí que tenga su momento, aunque sea todo sobreactuado. Se nota que se tienen cariño los dos, y oye, no es poca cosa esa.
Sigue el desfile de amigos a los que anuncian el feliz acontecimiento. Uno, maravilloso, Fabio McNamara, con el que queda Mario a la salida de misa (¡toma ya!) y que es de los pocos que se emociona de verdad con la noticia. Tiene el parkinson algo avanzado pero es un encanto y hace un brindis magnífico que he olvidado. Genio y figura. Esta parte muy bien. Y para terminar lo que menos me gustó. La visita de Carmen Lomana. Que no pegaba nada. Dicen que es amiga, pero lo primero que hace Olvido es enseñarle la casa (son tan amigas que nunca había estado en su casa). Está metida con calzador y por mí le pueden dar una patada en el mismísimo y que no salga más. Ya pasaron los diez minutos de gloria de esta mezcla de duquesa de Alba y La Veneno. Las idioteces estas de que si tengo que cogerme vacaciones que parezco proletariado, o los putos ecologistas con sus bicis… en fin… por mí como si arde por generación espontánea. Tan ricamente nos quedaríamos todos. Dudo incluso que Mario y Olvido la fueran a echar de menos mucho. Y lo dejo ya. Otro día hablo de la casa y de la de tiestos que tienen. Porque uno a uno puestos en fila india seguro llegan de Madrid a Pekín lo menos.
En resumen, entretenida propuesta la de este reality made in MTV que veremos hasta dónde da de sí. Ha empezado bien, porque han tardado un milisegundo en pasarse la dieta por allí mismo, y lo de pasar hambre lo dejan para Gran Hermano y Supervivientes. Mario y Alaska es otro rollo.
8 comentarios:
Oich!!!!!! Y esto me lo estoy perdiendo???? Ya sabes que yo huelo este tipo de programas y me tiro en plancha!!!!!! Madre de dios... AUnque la cosa cuando la ves no tiene ni la mitad de gracia que cuando las cuentas, dicho sea de paso ;)
Walewska! ha merecido la pena escribir esto solo por tener noticias tuyas. Bueno, te leo siempre que puedo el blog de las mamis. Que a fin de cuentas es lo que me interesa ahora. Muy fan. Y sí, está claro, hay muchísimas cosas que tienen mucha más gracias contadas :-)
Pues a míu me toca perderme el programade la MTV por estar en el país natal de Alaska y de pronto me encuentro con esta divertida crónica de lo que es ver semejante Show. Mantengo la infantil esperanza de que se transmita acá, pero si no, entonces tendré a bien leer esta página que me ha hecho el día. Saludos desde México D.F. Mi mail: gerardovera.al@gmail.com
¡Hola Gerardo! ¡Muy agradecido por el comentario! Y oye, puedes ver los episodios en la web de MTV España. www.mtv.es
Hola, me ha gustado mucho tu entrada sobre el reality de Mario y...Mario, y otra vez Mario. Yo lo he descubierto hace poco, y reconozco que al principio me hizo gracia. Me resultaba entretenido ver a una pandilla de frikis tratando de parecer cultos, manteniendo conversaciones que, supongo, pretendían ser trascendentales. Incluso me pareció entrañable el compañerismo y la complicidad que se nota que tienen Alaska y Mario.
Pero...a medida que iba avanzando el reality, algunos comentarios pasaron de ser tontos o superficiales, a ser directamente asquerosos. Véase el momento en que Mario y una de las Nancis van por la Gran Vía en busca de un MC Donalds para alimentar a Amenábar y compañía, y la conversación es la siguiente:
mario:-cómo me gusta el letrero de Sweppes. Como me quiten los neones me manifiesto.
amigo:-que no, que lo que van a quitar es a los mendigos!
mario:-los mendigos bueno, porque no los conozco y me da igual, pero yo conozco el letrero de sweppes y no quiero que lo quiten.
Claro, ante comentarios como este, uno pierde cualquier tipo de simpatía que pudiese sentir hacia este personaje.Y eso por no hablar de la Lomana, y su "me voy de vacaciones porque se me está poniendo una cara de proletaria que no puedo con ella". O "qué asco los ecologistas estos con las bicis, no los soporto"...
En fin, y que Alaska lleve más de 10 años junto a semejante snob, tampoco dice nada bueno de ella. Qué pena, con lo que a mí me gustaba. Un saludo.
no recuerdo el momento este letrero vs mendigos... pero el comentario desde luego es escalofriante... a veces la frivolidad es lo que tiene... lo mismo que alaska, por ser una frívola apenca con un personaje como este tanto tiempo... que un rato vale... pero diez años?¿
eres patetico tio
anda que tú con las gafas...
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