Por un mundo mejor. ¡Democracia real ya!

"Estamos reivindicando un mundo mejor"

Más claro que lo dice esta muchacha no se puede decir.  Ahora lo cuento yo a la manera en que me ha salido cuando me disponía a pasar el rato viendo vídeos tontos por internet.

En una de las secuencias  del programa de Alaska y Mario. Mario se va de compras. Al parecer unas foreras le han dicho que tiene que llevar ya la chaqueta al tinte que la tiene muy gastada. Y decide el hombre que este es un buen argumento para comprarse otra. El caso es que acaba comprándose dos, una negra y una blanca. Horrible esta última por cierto. Las dos chaquetas le salen por unos veinte mil euros. Que se dice pronto. 

El director ejecutivo del FMI, el mismo que anda por el mundo exigiendo a todo el mundo que se apriete el cinturón, un socialista francés para más señas, ocupa ahora mismo las primeras páginas de los diarios de ese mismo mundo por un intento de violación a la camarera del hotel en que se alojaba. Al parecer el alojamiento le salía al FMI por unos tres mil euros la noche.

A mí el hecho solo de que haya lugares en los que dormir cueste tres mil euros ya me subleva. Ahora que todo lo contabilizo en forma de paquetes de pañales o tarros de potitos, me sale que puedo mantener a mi niño con el culo limpio y alimentado dos años y pico. Y eso que yo con los gastos de la criatura no tengo miramientos, le compro los pañales y los potitos más caros de un supermercado del primer mundo. Con lo de las chaquetas de la mariquita de arriba ya lo pongo en veinte años.

Por supuesto, esto no va de Strauss-Khan, ni del descerebrado partenaire de Alaska, aunque lo del primero es de traca. Va de que ya está bien. De que la desvergüenza de los que manejan nuestras economías domésticas ha llegado a un punto en que lo único que se puede hacer ya es rebelarse. Un hasta aquí hemos llegado. En octubre de dos mil ocho, aparte de casarme yo, parecía que el mundo tal y como lo conocíamos se derrumbaba. El caso es que mientras el panorama que nos pintaban los noticiarios era apocalíptico, me da que no éramos pocos los que lo veíamos como una oportunidad de acabar con el disparate en el que estábamos instalados y construir algo nuevo, seguro diferente y ojala mejor. Pero resultó que no se podía dejar caer a los bancos, que eso iba a ser el acabose. Y se les repartían miles y miles de millones y nada, a los pocos meses ya estaban los bancos otra vez presumiendo de beneficios y el paro disparándose y los recortes sociales aplicándose. El cómo de una crisis así han salido fortalecidos los causantes y los verdaderos afectados hemos sido los que nos la hemos encontrado sin quererlo ni beberlo, que me lo expliquen que yo no lo entiendo. 

Yo la verdad no soy el paradigma de concienciado social. Más bien del que mientras no me toquen los huevos mucho paso de todo. Pero es que resulta que me los están tocando, y bien. En España en particular, el brazo ejecutor de los designios de “los mercados” ha sido un gobierno socialista. Lo que es lamentable al cuadrado. Zapatero ha demostrado ser un pelele en manos del poder económico.   Y por eso, y unas cuantas cosas más se merece mi desprecio. Que la alternativa que se nos plantee a esto sea que no hay alternativa es una cosa muy triste. Y dice mucho del estado de la democracia en estos momentos. Que unos cuantos jóvenes, viejos, o lo que sean se junten en plazas y de una forma pacífica reivindiquen al menos su derecho a quejarse porque les quiten las ganas de vivir de una manera decente, sin gastarse quinientos euros en una habitación de hotel o mil en una chaqueta, es lo mínimo que tiene que pasar.  Y tiene que ser motivo de alegría grande. Nadie pretende viajar en aviones privados, ni tener casas de veraneo, ni cuentas en paraísos fiscales. Solo se trata de poder ir a estudiar, a trabajar, a comer, a tu casa, o jubilarte cuando te llegue el día. Es tan sencillo que asombra la maldad de un establishment que trata de desvirtuar y pervertir esto que no es otra cosa que un mensaje de esperanza.