Mujeres Ricas. Menos mal que somos profesionales.

Jet set

El cambio de horario de Mujeres Ricas, que ha pasado a los jueves después de ¿Quién vive ahí? se cobraría no pocas víctimas. Entre ellas a un servidor, que me quedé sopa en medio de una visita. Menos mal que existe internet y he podido verlo esta noche (viernes), mientras en Sálvame Deluxe una parienta de la princesa Letizia se lleva los cuartos por no decir nada. Que hablando de ella y de Felipe, no he podido ver tampoco la miniserie esta tan loca que parece que han hecho. Si tengo tiempo, este fin de semana, que es largo, me la veo. Pero a lo que vamos, a las ricas. 

A Natasha Romanov voy a quitármela de en medio rápido, porque no ha tenido mucha gracia lo suyo esta noche. Vale que no habla bien español, y que eso da lugar a algún malentendido simpático como el de los “logopedos” que dice que vienen a enseñarla a hablar, y que lo único que le enseñan es a hacer guarradas con la boca, gimnasia bucofacial dicen. Le aplauden la canción a la rusa “¡qué bien!” y le pasan la minuta. Después Pedro-Yo-Produje-A-Azúcar-Moreno se lleva a la rusa con los ojos vendados a un teatro vacío, bueno vacío no, hay bailarines haciendo posturitas raras por allí, en plan atrezo.  Y empieza a desbarrar con no sé qué de sentir la energía del lugar, de los aplausos, del sudor (todo esto mientras suena la música de Expediente X). Natasha que ni siente ni padece trata de contagiarse de la atmósfera y hasta se arranca a tararear su hit. Un bailarín que había colgando por detrás está por anudarse la cuerda al cuello y dejar de sufrir. Como le sigue quedando dinero a la mujer, la acerca su Pedro (con unas gafas de sol tremendas) a lo de una profesora de expresión corporal. La va a estafar toda la cuadrilla. Pedro dice que “necesita entrenamiento – training”. Y yo no sé por qué hay que decir las cosas en inglés y en español seguido. Esto es como lo del güisqui con hielo on the rocks. Siguen insinuando que la rusa quiere ir más allá. A ver si esto va acabar con Pedro hundiéndose en Puerto Banús calzando zapatos de cemento…  

En este episodio conoceremos a la familia de Verónika Pucci. Pero no sale Víctor, el mayordomo para todo. Una pena. Pierde mucho esta historia sin él. Y mira que conocemos al padre, que es una cosa entre Fujimori y el maestro Miyagui, y al marido, que es otra entre Briatore y Eduardo Punset. Y como ya me imaginaba yo, muy mayor. El que le pongan la sintonía de El Padrino cada vez que aparece en escena es otra de esas cosas que no tiene precio. Es el hombre sicialiano y tiene oscuros negocios. Los que editan los vídeos han dejado poco a la imaginación esta vez. Este tío es LA MAFIA sí o sí. Por favor, para el siguiente, que empiece el episodio con un viaje en el Porsche Panamera de Madrid a Las Rozas o donde quiera que vivan con la música de Los Soprano. Por favor. Sería muy grande. Pasan una tarde en el hipódromo con sus malcriadas crías, y apuestan a un caballo al que animan a ganar sin reconocer. Todo muy tonto. Como la idea que tiene la mujer de que a los diez años de ponerse implantes mamarios hay que cambiarlos. Se cree la mujer que caducan, como los yogures. El cirujano le dice que no le hace falta, ni eso ni otra cosa, “que yo le diga eso es un subidón, un subidón importante”, a pesar de que como dice “tiene la mandíbula muy ancha y cuadrada, como los de su raza”, ni que fuera una perra. Lo retratan bien al hombre también “Mi trabajo es ayudar al ser humano. Soy cirujano plástico” Como quién está en un hospital de campaña en Haití.  

A Mar Segura se la llevan a Madrid para la sesión de fotos con la revista gay. Se lleva a un amigo, el mariquita moderno de Almería, que se cree que ir con una falda es lo más apropiado dadas las circunstancias. Un actor porno dirige la sesión, y la entrevista la hará Deborah Hombres. Que es un bellezón y le pregunta por su espiritualidad, ella responde con no sé qué de que es importante lo que proyectas. Y se comporta en plan guay, como diciendo, “mirad como me comporto de natural, como si me diera igual que fueseis maricones”. El marido parece que se ha quedado mosqueado en Almería con todo el tema este. Y más que lo va a estar cuando vea las fotos, o las caras que ha puesto la mujer cuando le han ido colocando hombretones para posar con ella, “menos mal que somos profesionales” dice cuando le traen a la cama a un supercachas. Se le ha caído todo cuando lo ha visto a entrar. Cierra las piernas como para que no se le escape nada. De vuelta al Ejido, oficialmente la ciudad más fea de Europa, a donde dice estar deseando volver (no te lo crees ni loca monina), se quita las pestañas en el taxi y luce como un boxeador noqueado. Se lo ha pasado teta. Dice que esta sesión no ha tenido nada que ver con la de los tomates que hizo en su pueblo, y que  “La vida te pone experiencias que las coges o las dejas” ¿Estará hablando en clave cuando dice estas cosas o es que de verdad no da más?

Mariana Nannis (¿esto es apellido, o mote, o qué?) ha quedado con Olivia Valère  para echarse un cafelico. Y hacen lo que se supone que hacen siempre dos mujeres cuando quedan para tomar algo. A saber: despellejar viva a otra. Mientras espera a Olivia, que llega tarde, ya deja caer a quién le va a tocar “A Olivia la veo muy elegante para estar con la ordinaria de Mar” Mariana ha declarado la guerra a Mar. Por vulgar. En cuanto llega Olivia, y antes de entrar en materia, cuenta que ella no pisa una cocina, que no le gusta lo de los olores y tal. Olivia, como una señora, le dice “¿y no te gusta comer?” marcando el terreno. Se hace el silencio y la argentina cambia de tema, y a propósito de Mar “Si se quiere pulir, Mar tiene mucho trabajo”. Olivia trata de defenderla, pero no la deja en muy buen lugar tampoco “El problema es que ella es una chica con muchos complejos y que no es natural” (leer, una cualquiera venida a más que se sabe sin clase pero que trata de disimularlo con escaso éxito). Y Mariana sigue metiendo el dedo en la llaga “Tú no puedes salir a los cuarenta años vestida como a los veinte” ¡Zas! Madre mía, la noche que estará pasando Mar viendo el programa en casa no se la deseo yo a nadie. Seguro se ha comprado una muñeca de esas de vudú y ya le ha clavado dos docenas de agujas. Las caras que pone Olivia, como siempre, impagables. Trata de mantener la compostura y no mueve un músculo de la cara (aunque esto seguramente sea cosa de los estiramientos estos que les hacen) pero casi se le saltan los ojos de las cuencas con cada embestida de la Nannis a mi paisana. Trata de justificar el comportamiento absurdo de Mar diciendo que “no debe ser fácil vivir con un hombre mucho mayor que ella que tiene una hija de su edad” (leer, una buscona que se lío con un viejo y ahora tiene que lidiar con una hijastra mayor que ella) Casi mejor que no lo arregles amor, debe pensar Mar. De cualquier forma muy bien Olivia, sabiendo estar, como una señora, y muy bruta la argentina, que yo creo que se está pasando.

Nannis debería cortarse un poco, sobre todo teniendo en cuenta que tampoco es que ni ella ni su prole sean tan divinos siempre. Sin ir más lejos hacen una visita al Moulin Rouge bastante prescindible.  El hijo, que hasta bizquea de la de pajas que se habrá hecho, dice sus dos frases del día: la primera, “culo gordo”; y la segunda “se tira un pedo ahí en pompa”. No es que acorte yo las frases es que habla así el nene. Superclase. Y la hija, con un abrigo loquísimo a lo Paris Hilton se niega a enseñar las bragas. La madre dice que Charlotte no baila porque a ella le gusta más el baile gogó. “Pero es penosa” dice el bailarín que está intentando enseñarle. Se largan después de una buena ración de “¡qué bueno! ¡minas en tetas!”.

Olivia mientras tanto está de compras con su hija, que parece mayor que ella, pero que por lo demás es igualita. Las dos son rellenitas y dicen vengarse de no poder comprar ropa de su talla haciendo dispendios en zapatos. Sigue dando muestras de ser la única con verdadera clase de las Mujeres Ricas calzándose unos zapatos maravillosos. Para terminar da algunas lecciones de protocolo de mucho sentido común, como no chupar los cuchillos o no llevar mangas cortas a partir de las nueve de la noche. Muy a tu favor Olivia.