lunes, marzo 22, 2010

Las pulsaciones por minuto y el pinball






Debía tener yo nueve o diez años cuando me emperré en sacarme el título de máquina, que así era como le decíamos en mi pueblo a un papel que nos daba el Miguel El Quiles cuando el hombre estimaba que ya éramos expertos mecanógrafos. Se supone que aquello ocurría cuando alcanzábamos unas pulsaciones por minuto determinadas. A mi todo aquello de las pulsaciones me importaba un pimiento. Lo que sí que me había llamado la atención era una carpetilla azul que le había visto a mi prima mari. Dentro guardaba unas cuartillas de folio que se compraban en la imprenta. Lo que yo quería era tener una excusa para poder comprar aquellas cuartillas inmaculadas que te envolvían en un paquete con papel vegetal sellado con celofán. Como digo, lo suyo era guardarlas en una carpeta en la que uno estampaba a rotulador, bien grande y con toda la finura de la que era capaz en ese momento, el nombre, y debajo, un poco más pequeño: “clases de máquina”.

martes, marzo 02, 2010

Los otros son los idiotas

El otro día, mientras iba camino del trabajo llamó un señor de Zamora a una tertulia de estas de la radio. En cinco minutos se despachó el hombre a gusto con el presidente, los ministros, los jueces, la policía, los sindicatos, y todo lo que se le pasó por la cabeza. Empezó hablando de una manifestación, “lo de ayer de los sindicatos... bla bla...”, y cuando parecía que terminaba “y lo del gobierno... ratatá...”, y sin coger aire no fuera le cortaran “y es que la situación económica está...”, “y la culpa la tienen los que…” Antes de que siguiera con la cuestión catalana, el once eme, los bancos y las pensiones cambié la frecuencia del dial a Radio Marca, para que me hablaran de un tema mucho más liviano, a saber, lo mal que lo había pasado la noche de antes el Barca en Alemania, ahora eso sí, con el mismo tono erudito del anónimo zamorano, genuino doctor liendre, que de todo sabe y de nada entiende.

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