jueves, noviembre 29, 2007

VINICIUS DE MORAES EN LA FUSA (con Maria Creuza y Toquinho)


Este es el disco que hizo que la música empezara a ser algo importante en mi vida. Escuchar aquel disco fue como ver el mar por primera vez, o mejor, como la primera mañana que cogí el bus para la facultad. Me equivoqué de sentido y cuando me di cuenta en vez de ir a clase estaba haciendo un recorrido turístico por Sevilla. Montado en aquel autobús urbano, con la nariz pegada al cristal y los ojos abiertos como platos trataba de ver la catedral. Era mi primer día aquí, y ahora me doy cuenta de que aquella equivocación tuvo algo de profecía que entonces no entendí. Pero a lo que iba, el disco. Había escuchado una canción en la radio “Que Maravilha”, vaya título, me fui a Sevilla Rock, indagué, y di con un cd doble que en los siguientes meses escucharía como dos mil veces. Teníamos un equipo de música antiguo en el piso de la Calle Acetres que Ismael se había traído de su casa. Le podíamos poner en la entrada auxiliar un discman y con este escuchábamos los CDs. Casi aprendo portugués a base de poner el disco una y otra vez. Un montón de años después Carmen me compró para Navidades un plato para poder escuchar vinilos. En una tienda de segunda mano, de casualidad di con el mismo disco, pero en la versión primera, editada aquí en 1974, por siete euros me lo traje para casa. Esta noche estoy escuchándolo aquí, lo veo girar en el tocadiscos, y siento como si uno de esos pequeños círculos que nos empeñamos en dibujar viviendo se cerrara.

Canción recomendada: Catendé.

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