martes, mayo 11, 2010

Me cago en el mp3





Hace como mes y pico, me pidieron escribir una columna en Neo2, revista española de referencia en lo que a tendencias creativas se refiere. Dije que sí sin pensármelo y es que me gustan estas cosas más que a un tonto un lápiz.

Fue en el verano del dos mil poco que conocí yo esta revista, estaba estudiando, y como siempre, me apetecía estar al tanto de cualquier cosa menos de los campos electromagnéticos, que era lo que me ocupaba esos días. Me gustó la pinta que tenía y me la compré en lo de Jose. Costaba unas perras, pero tenía pastas duras y contenidos apetecibles. Me la leí enterica. Del principio al final. Todo, como digo, con tal de no hincar los codos. Si a alguien le pasa como a mi entonces, y se lee la de este mes, al final, podrá leer una columna de música hecha por un servidor. También la podéis leer dándole a leer más aquí mismo un poco más abajo a la izquierda.


No tengo ni idea de cómo lo primero que se me ocurrió cuando Tere me preguntó si quería escribir una columna para Neo2, “puedes escribir lo que quieras pero siempre que esté relacionado con la música”, fue esto de hacer de vientre en un formato de audio digital comprimido. No se equivoque nadie, que no tengo yo la pretensión de ir por ahí enmierdándoles sus inmaculados ipods, ni de que a cualquiera le cierren su blog de descargas o le corten su conexión a internet, nada más lejos de mis pretensiones. Allá cada cual, pero os aviso, os estáis volviendo tontos con tanta música. Y ojo, lo digo con conocimiento de causa. Ocurre algo parecido en otros muchos ámbitos, pero en tanto en cuanto me toca hablar de música, me voy a abstener de comentar cuán analfabeta se me antoja el 90% de la generación google. Es una verdad empírica que cuanto más pretendemos abarcar en menos tiempo más evidentes se hacen nuestras carencias. Se está empezando la casa por el tejado y además con materiales de como mínimo, dudosa calidad. Nombres para ilustrar esto se me ocurren a pares. Me los guardo. Sin embargo, toda esta cantidad de información, musicada o no, no tendría porque resultar nociva per se, hay que reconocer que resulta goloso, incluso para los más nostálgicos de la exclusividad y el formato físico, tenerlo todo ahí a tiro de megaupload. Pero la cuestión es que embota los sentidos. Atonta. Se acaba creyendo uno que por tener la historia de la música descargada en un disco duro es un connoisseur, y por lo general, no llega a petimetre. Mi consejo del día es: se me bajen lo que les salga del pepino, pero con moderación, después consúmanlo con prudencia y razón, tranquilos, solo así conocerán el placer verdadero, incluso puede que esto les haga valorar la creación artística, respetarla, y con el tiempo, hasta tener un cierto criterio propio, no me sacrifiquen esta hermosa sensación en pos de los momentáneos deleites que supone ir acumulando sin ton ni son el trillón de archivos en MP3 que ahora creen imprescindibles.

2 comentarios:

Kinezoe dijo...

Acertada reflexión, amigo. A mí también me gusta ir pasito a paso, saborear la cosas y no dejarme llevar por la vorágine consumidora/almacenadora. No obstante, al final el kippel, más tarde o más temprano, también acaba entrando en nuestros ordenadores. Es inútil luchar contra un principio físico ;-)

Saludos y enhorabuena por el artículo.

PD: Me suena eso de los campos electromagnéticos (y lo de hincar o no los codos...).

Tiago Cotes dijo...

muchas gracias. me alegra que sea de mi parecer. dice mucho y bueno sobre usted. mis reverencias para con sus reflexiones kippeleras dicho sea de paso.

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