Granjero Busca Esposa. Temporada 2. Episodio 2. El primero que no me mola.

GBE es como una caja de bombones, nunca sabes que te vas a encontrar dentro...

No voy a negar que hubo algunos hallazgos, como organizar El Día De La Piscina con las únicas candidatas potables, o la cata de vinos. Lo primero presagiaba ver carne, y lo segundo, oye, ver al hombre de la foto y a sus salidas pretendientas en estado de ebriedad no debe tener desperdicio ninguno. Él se frotaba las manos antes de recibirlas. Se relamía pensando en como lucirían sus bombones al rellenarlos con licor. Alberto se llama este retaco galán de pelo en pecho y coeficiente intelectual limitado. Seguro va a dar los mejores momentos del programa. Pero los paseos en bici, las cuerdas o el tiro con arco fueron un plof. 

Pudo verse ayer al profundizar algo más en las candidatas y en sus perfiles que la mayoría son de profesión desempleada y que más que por las rudas y entrañables maneras de estos hombres parecen subyugadas por la perspectiva de convertirse en co-propietarias de las posesiones de su cateto particular. Vamos, a montarse su particular telenovela. Abandonar sus míseras y anónimas existencias en la ciudad en pos de emular a las heroínas, unas pocas, y a las pérfidas villanas las más. ¡Ay amigo! lo que no se esperan ellas es que estos son más listos que el hambre y se las van a ver canutas para liarlos. A la que se descuiden en vez de sentadas en una butaca en plan terrateniente, están limpiando las cuadras y sembrando papas en régimen de separación de bienes. Siguen igual de desvergonzadas, “te veo fantástico, ni tienes tripa, menudo culo, ¡qué hombre!” le decía una al cachas antes de dejarse sobetear a tope. Pero los mejores comentarios vienen siempre de los granjeros. Uno de los gemelos, hablando de una relación anterior contó que la había dejado durante un año y medio, “la dejé poco a poco para que no cayera ella en un trauma”. El programa no llegó sin embargo a los niveles de surrealismo costumbrista al que me tiene acostumbrado y por el que me he hecho fan. Esta vez, de entre las cinco de la primera selección se tenían que quedar con dos cada uno para llevárselas a casa. Hubo algún abandono, pero al final, básicamente los chicos se quedaron con las que estaban más buenas. Y la chica, que por cierto, lleva el sujetador por fuera de la camisa, con dos elementos que tienen pinta de bandidos. Particularmente yo no me fiaría del argentino. Es proverbial su habilidad para desplumar pasmadas.

Conclusión: programa de bajón, pero promete dar grandes momentos una vez empiecen a conocer suegras, tareas y demás... Viene aquí al cuento mentar un dicho de mi abuelo: “Suegra y nuera no caben en la era”. Pues eso.