Granjero Busca Esposa. El cuarto de la cuarta. Yo no me he operado las tetas.

aquí un par de tetas operadas.

Poniéndonos en situación.

Un servidor vio anoche después del partido del Barca, el cuarto episodio de la cuarta temporada de GBE.  Que por cierto, Messi no es de este planeta desde hace mucho tiempo, y a Iniesta hay que hacerle un monumento. A lo que voy, que en el tiempo que ha pasado desde que vi el programa hasta ahora que me acabo de sentar delante del ordenador, amén de las obligaciones cotidianas que lo distraen a uno, un par de noticias de alcance tienen revolucionados los telediarios. Primero, a la hora de comer, la muerte de Gadafi, en riguroso y pornográfico directo, y previo linchamiento de una caterva de alterados, que no digo yo que mereciera el hombre un final mejor, pero que la verdad ha sido bastante desagradable verle la cabeza reventada encima del capó de un coche con sus paisanos turnándose para arrearle una torta in rigor mortis. Y el segundo, el cese definitivo de la actividad armada de ETA. Con esto no me voy a permitir frivolizar. Pero vaya, que a estas alturas se le van a uno las ganas, y tampoco es que le vea mucho sentido, de ponerse a resumir así en plan chorra las desventuras de cuatro o cinco granjeros buscando hembra. Pero como ya llevo tres, y las visitas a este humilde blog se han disparado en un 400%, y eso a alguien como un servidor, ciertamente vanidoso, le es gustoso, como dice el cura-comercial del anuncio de ing-direct, ahora os dejo con Granjero Busca Esposa.

Gustavo Landa. El ciclista trashumante. Que al final era verdad lo de que las iba a tener cuatro días andando con las ovejas. Que por cierto, menuda barbaridad de ovejas que tiene, ríete tú del ejército persa. Esta es una de esas escasas ocasiones en que las primeras impresiones me han traicionado. A ver como lo digo, que parece que la brasileña no es tan mala, y que la gallega no es tan buena. Retiro lo que dije de que la segunda lo haría feliz y la primera un desgraciado. Todo lo contrario, resulta que la brasileña no es un pasado tenebroso lo que oculta sino una infancia desdichada, creo recordar que dijo que sus padres la abandonaron siendo pequeña. Como la ex de Gustavo. Esto lo pillé por los pelos porque había salido a tirar la basura, un colega nos obsequia con el detalle de que los abandonó mientras amamantaba a la menor de las hijas. Qué pena me dio. De verdad. El paseo da para que intercambien cuestiones ligeras como “¿osea que las fábricas de los niños vuestros se pueden abrir?”, muy delicado, sí señor. La brasileña se declara satisfecha con los tres que él ya tiene y los dos que ella aportaría al libro de familia. La otra trata de hacerse la estrecha como último recurso, pero como siempre, a Mr Landa le importan un pimiento sus respuestas. Por cierto, el hombre no está por volver a casarse si no median tanquetas. Y llega la noche y se arma la gorda. La brasileña dice que ella de dormir en el suelo nones. Que se va al coche. Y Gustavo aprovecha para instalarse con ella en la furgoneta. Y como quien no quiere la cosa, ¡se besan!, y es un beso que no da grima, gran novedad de esta edición, y suena Jens Lekman, y es como el cielo… hasta que la otra viene a oler qué están haciedno… Ellos, pasándolo bien, y tú, mi alma, un papelón. Lo que viene después es lamentable. Está despechada y se pone a rajar, “yo me voy”, “ni tú ni ella tenéis clase”, “eres un cantamañanas”, “lo fácil es abrirse de patas” (y abre las piernas como si fuera paralítica), "que se coma ella el plátano" y otras cuantas lindezas, él trata de calmarla y ella, lo remata con un “que no te dejen otra vez como tu ex”. Más bajo no se puede caer. A ver, gordinflona amargada que no sabe ni andar por el campo, cómo puedes ser tan vil, eres una gafotas fea con unas tetas tan enormes como caídas, me eras simpática por lo imposible de tu conquista, pero has equivocado tu estrategia. Como dice la brasileña, has demostrado ser una niña mimada, y esto ya lo digo yo, no te mereces ni que te rompan el corazón, te mereces una vida aburrida viendo telenovelas y suspirar eternamente por galanes a los que nunca catarás. Eres una perdedora, una looser.

hasta luego, lucas

Román. Este es otro que ha decepcionado un poco en este capítulo. Yo que pensaba que era un buenazo y resulta que también tiene su lado oscuro… Empieza la cosa con su padre despertando a las pretendientas como si fueran ganado “venga venga… el que no valga para gallo que lo capen”. Se pone bastante borde, pero el caso es que las espabila en un tris, y las pone a barrer cuadras. Y ellas tragan. “Moviendo mierda como si dijéramos”. Luego en la comida hay algún momento de tensión a cuenta de los toros. Teresa como siempre, no se moja o miente como una cosaca, de hecho llega a decir “es que yo soy de comer poco”. En fin, a las lorzas me remito. Pesa lo menos ciento veinte kilos. Para alguien que ronda el metro y medio no está mal. La canaria trata de significarse por su personalidad, se enfrenta con los suegros a la que se presenta la oportunidad. Para llevar allí dos días no está mal. Pero vaya, si a estas alturas ya estás así, no hay que hilar muy fino para darse cuenta de que la sangre llegará al río. Conclusión. Román, estás jodido. Tu padre ya se ha coscado de que estas no valen ninguna un pimiento y por eso las mira raro y les habla mal. Y bueno, llega la tragedia, en el sentido más teatrero de la palabra. La canaria llora como una magdalena a cuenta de no sé qué. Y como los críos se guarda unas cuantas lágrimas para cuando llegue Román. Que por cierto, lleva una camiseta como de South Park Granjero. Le espera en la puerta y en cuanto asoma, a darle al lacrimal. Y él se ablanda. La Tere, ve que el melodrama funciona así que se decide a protagonizar el suyo. Como quien no quiere la cosa le suelta a Román que quiere hablar con él a solas y en cuanto lo tiene delante le casca “esto es algo que no le he dicho nunca a nadie” (ja) “soy epiléptica” y le explica los detalles de las convulsiones y demás. Y él, después de la confidencia no tiene otra cosa que decir con su cara de pan que “nos vamos a la cama o qué, va siendo hora”. Qué sensibilidad, cuánta ternura… Y a la otra claro, en pocas y le da el ataque allí mismo. Empieza a dar bocanadas y por un momento creí que se iba a retorcer y echar espumarajos por la boca y los otros ahí grabando como un padre japonés viendo a su niño estrellarse con la bicicleta contra un muro. A la mañana siguiente ella le pide tener otra charla a solas, qué manía, hija, y le dice que si él no acepta su enfermedad que se va. Él, indeciso siempre, esta vez tarda un microsegundo en mostrarle la puerta. “Es que me das yu-yu”. Y ella, “pues me voy”. Y él “ya está, fuera el problema”, “muerto el perro se acabó la rabia”. Hostia nene. No tenías otra comparación que hacer… vale que te la quites de encima, que nadie quiere una carga así para uno, pero hay que tener un poco más de delicadeza o al menos elegir mejor lo que dices cuando la despachas. Ella dice que el poco orgullo que tiene lo va a utilizar para hacer la maleta. Pobrecita. Me da hasta un poco de pena, como a la canaria, que la abraza y llora y todo cuando se va. Román mientras suspira aliviado. Al final dice “No sé si he tomado la decisión adecuada o soy un mierda”. Ya te respondo yo: las dos cosas.

¡liberto!

Melendi. Esta granja me tiene descolocado. Tiene todos los ingredientes para funcionar. Un protagonista imposible, que a ratos parece buena persona y a ratos un perturbado, a ratos rico (tiene una cantidad de vacas respetable) y a ratos pobre (vive como un miserable), una mala bicha (la sudamericana) y una mujer buena (la otra). Todo son contrastes allí, lo mismo te sale un prado que parece sacado de Heidi que un primer plano de una plasta gigante, una ternera recién nacida que un pezón atiborrado de moscas, un descampado que da miedo, que la playa de Gijón. La Vivi o como  se llame la sudamericana ya se tenía que haber ido. Ella en realidad ya se piró, mentalmente, el día que vio la residencia del asturiano. Obviamente no es lo que venía buscando. Le habla mal al pobre Melendi, si yo fuera él y me respondiera así la echaba a patadas del todoterreno. No te merece. Cuanto antes tienes que darle la papeleta. Él no tiene un pelo de tonto, y la va a despachar en cuanto asome la del chat. Pero como digo esta granja no termina de funcionar tan bien como debiera. Tengo muchas esperanzas en ti y tu dentadura y pantalones imposibles Melendi, no me decepciones.

Muchacho que montón de granjeros ahí. No voy a terminar nunca…  Me parece mentira que me queden tres todavía…

Luisito. Venga, este va a ir rápido. Me aburres, tronco. No digo que tanto como a tus requetepintadas morenas, pero mucho. Si te dan igual ellas, el programa… ¿para qué coño escribiste? Lo mejor, las canciones que suenan en su granja de The National y Beirut, y el Porsche 911, ¿de dónde ha salido? ¿es alquilado? ¿por qué hasta ahora las llevabas en un Seat Ibiza cascado? No respondas. No me importa.

César Esteso. Este sigue lidiando con la histérica de Elo. Tiene buenas tetas, pero no creo que haya una sola persona en el mundo que pueda soportar un martirio de mujer así. Ni el más desgraciado. Él ya se toma los lloros y ataques de la muchacha con filosofía, “madre mía, que agusto se habrá quedado su madre” masculla en cuanto ella se larga a comer a la puerta. Como es normal, ante una pirada, los otros dos se unen, César empieza a hacer muy buenas migas con la otra. Básicamente lo único que tienen en común es lo poco que soportan a Elo. Una desgracia así une. Tanto que acaban yéndose a cenar los dos juntos y dejan a la otra con los colegas. Ella, la pirada, está tan excitada “cuatro varones y yo hembra, yo estaba en mi salsa”, que por un momento pensé que se lo iba a montar en el cortijo con los cuatro. Cuando vuelven arma otro espectáculo… qué mujer por Dios, qué tormento. Él está feo, pero la otra, como quedaría la cosa entre mujeres… un hiper-mega-bofetón así a mano llena yo se lo arreaba seguro. Pero bueno, mejor que se reprima, total, va a ir fuera rápido en cuanto venga la nueva.

si fueras venío, fueras estao muy bien (a la gresca por el cubateo)

 Jonathan. Esta granja-piso que me está aburriendo desde el principio acabó dando esta vez los momentazos de la jornada. Empieza la cosa normal, con una tortilla de patatas y las dos creyéndose queridas. Pero termina como el rosario de la aurora con un jueguecito que se les va de las manos. El primer momentazo lo firma su tío. Como siempre, muy grandes los secundarios, a los que hay que dar más vidilla. Suelen estar muy bien. En este caso el tío, repanzingado en el sofá les suelta “mi sobrino es un chico olímpico, echa uno cada cuatro años” c’mon!!!! No es que no lo intuyera, pero es genial que confirmes que es solo un pajillero fantasmón. Dice que ya hace tres que nada, así que le va tocando. Y después el otro momento. “¿A qué jugamos?” dice una. Le falta tiempo al Yoni para responder “¡al teto!”. Pero no, acaban jugando al juego del yo nunca, yo digo algo que nunca he hecho y el que lo haya hecho, bebe. Dicen cuatro chorradas, que si tríos, que si polvos seguidos, que si yo nunca he pensado esto… y de repente, la pajuata esmirriada se descuelga con un “yo nunca me he operado las tetas”, ¡¡¡qué momento!!! Y parecía tonta. Y claro, la otra, la vieja que se parece a Carmen de Mairena, como buena recauchutada, a beber. Aprovecha para presumir de silicona de paso. Pero le ha dolido, así que suelta la bomba “yo nunca vendría a granjero si ya tuviera un chico esperándome fuera”. Qué tensión. Allí nadie bebe. Pero está claro que la larguirucha tiene novio fuera y ha venido aquí a cantar y figurar. La idiota se lo había contado a su contrincanta. Al día siguiente, el Jonathan se lo pregunta a la cara, y la otra erre que erre que no, pero miente como una cosaca, el cojo de Jonathan la ha calado y también le va a dar el pasaporte en cuanto venga la nueva. Ya está tardando en zumbársela si es que pretende cumplir su promesa de cepillárselas a todas.

Una recomendación off-topic. El disco que me he escuchado escribiendo esta crónica. Se llama Within and Without y es de WASHED OUT. El tema que enlazo aquí se llama, Amor Fati,(*) y viene al pelo.

(*) de la wikipedia.
Amor fati es una frase latina que se traduce «amor del destino» o «el amor al destino». Se utiliza para describir la actitud de quien ve todo cuanto le sucede en la vida, incluido el sufrimiento y la pérdida, como positivo. Es decir, uno siente que todo lo que ocurre forma parte del proceso en el que el destino llega a su objetivo final, y así debe ser considerado como bueno.
Por otra parte, se caracteriza por la aceptación de los acontecimientos que ocurren en la vida. Es casi idéntico al concepto judío de Gam Zu Letovah (esto también es para el mejor).
La frase se utiliza en varias ocasiones en los escritos de Nietzsche y es representativa de la perspectiva general de la vida que se articula en el artículo 276 de La gaya ciencia, que dice:

Quiero aprender más y más al ver tan hermoso de lo necesario en las cosas, entonces yo seré uno de los que hacen las cosas bellas. Amor fati: dejar que se dé ahora en adelante mi amor! No quiero hacer la guerra contra lo que es feo. Yo no quiero acusar, yo no quiero acusar a los que acusan. Mirar a otro lado será mi única negación. Y todo en todo y sobre todo: algún día quiero ser sólo un Decidor-de-Sí.

Citado de "Why I Am So Clever" en Ecce homo, section 10:¹

Mi fórmula para la grandeza de un ser humano es el amor fati: que uno no quiere tener nada a ser diferente, no hacia adelante, no hacia atrás, no en toda la eternidad. No sólo tener lo necesario, y menos aún disimularlo-todo idealismo es mendacidad frente a lo que es necesario, pero les encanta.